La presencia de un payaso llena de alegría los corazones emocionados de los niños
Recuerdo cuando niño en Pehuajo, cuando llegaban los payasos el espíritu de alegría que embargaba nuestros corazones de niños. Posiblemente ellos tuvieran penas en su corazón pero su espíritu emanaba alegría para los pequeños. Su cara pintada, su nariz roja, su esplendor de alegría. Su presencia era una fiesta de alegría y el amor que daban a los niños. La sonrisa de los pequeños daba vida. Los payasos, el sonido de la banda musical en las calles y el pueblo renacía.
Hoy ya no estoy en mi pueblo...pero los sueño y mi corazón se llena de la misma emoción que me embargaba de niño...
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